miércoles, 12 de septiembre de 2012

Adios al verano


Termina el verano de 2012, seguramente uno de los más especiales de nuestra vida. Antes de que acabe del todo y la ruitina del nuevo curso me abduzca, quiero recordar lo que ha sido.

El verano en que nos convertimos en familia de cuatro, con la llegada a nuestras vidas de Julio.

El verano en que el lechón aprendió a nadar.

El verano en que recibimos una visita muy especial de nuestros amigos de Bali, que nos hizo pasar muchos y muy buenos ratos.

El verano de los Juegos Olímpicos de Londres, en los que la Selección Española de Baloncesto nos hizo vibrar y sufrir hasta el final...

El verano en que visitamos L'Oceanographic de Valencia y el lechón descubrió una nueva pasión: los tiburones.

El verano en que aprendimos juntos a distinguir si el llanto de boquerón es por hambre, por sueño o por gases. Es increíble que Manuel sabe identificarlo casi tan bién como su mami, y seguramente mucho mejor que su padre.

Un verano marcado por la Prima de Riesgo, el rescate bancario, los recortes de Rajoy y, si nadie lo remedia, parece que el verano en el que despedimos, tal vez para siempre, el Estado del Bienestar.

El verano en que el lechón descubrió su pasión por el pulpo, las gulas, las gambas y los chopitos. Todo un sibarita está hecho mi niño.

El verano en que babeamos juntos con las primeras y adorables risas del boquerón.

El verano en que Manuel me pidió que nos casáramos, y también que nos vayamos de Luna de Miel. Yo por supuesto le dije que sí, y cuando le pregunté a dónde quería que nos fuéramos de viaje me dijo: "A la montaña rusa del parque de atracciones". Pues es un planazo, no?

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