jueves, 24 de febrero de 2011

Mi amigo Eden


Al principio me parecía que hablaba muy raro, pero cada día le voy entendiendo mejor. Vamos a la misma clase en el playground y casi siempre estamos juntos jugando. Pocas veces nos peleamos, solo cuando uno de los dos está algo cansado y gruñón. Él me ha enseñado que cuando me hago pupa tengo que decir Autchi! y que las motorcycles son mucho más chulas que las motos de toda la vida. A Eden le gustan un montón los candies, así que cada vez que encuentro uno por el suelo lo guardo para él. Yo la verdad es que no entiendo muy bién esa pasión por las chucherías, y prefiero mil veces unas buenas aceitunas sin hueso o unas patatas fritas. Será porque Eden es de origen británico... y claro, estos ingleses no entienden de buena mesa. Casi todas las mañanas, al entrar en el playground le busco, y cuando le veo le doy un gran abrazo. Cuando llega la hora de salir, a veces le pido a mami que pasemos un rato por su casa porque aún no me he cansado de estar con él, pese a llevar cinco horas juntos. Mami dice que se pronuncia Idan, pero yo le llamo Eiden, y creo que a a él no le importa que diga mal su nombre de tanto que se divierte conmigo. Estoy muy contento porque he encontrado por primera vez un amigo. Y quien tiene un amigo tiene un tesoro.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Frases históricas II

El otro día Manuel me contó un cuento. Caminábamos hacia casa y ya era de noche. La iluminación en el jardín es bastante escasa:

- Mami, cuidado, hay monnnstruosss!
- No, cariño, los monstruos no existen, están solo en los cuentos y en los dibujos.
- Mami, Manel va dice un cuento, vale?
- Dime
- Un día estaba oscuro y había un monstruo
- Y entonces?
- Colorín Colorado
Pues está claro no? que se ha acabado

Últimamente parece que el lechón ha tomado consciencia de que el inglés y el español son idiomas diferentes y que hay gente que habla en uno o en otro. Hace unos días apareció por casa un gatito y, aunque yo soy poco amante de los felinos, decidimos darle de comer para ver si así se quedaba con nosotros y nos defendía de los roedores que me llevan por la calle de la amargura (para más detalles sobre tan sórdido asunto véase mi otro blog). El caso es que le dimos de comer y cuando ya parecía que iba a quedarse con nosotros, va Manuel y me pregunta:

- Mami, ¿y los gatitos en qué saben hablar?

Pues tendrá que saber el niño en qué idioma dirigirse también al gatito. Don't you think?

miércoles, 9 de febrero de 2011

¿Adios a la siesta?

Llevo meses resistiéndome, y aún no lo tengo del todo claro. Ayer decidimos decirle adiós a la siesta del lechón. Es una pena porque no solía dar problemas para dormirse... pero me estaba volviendo algo paranoica con los horarios y he decidido cortar por lo sano. Os explico mi psico-horario a ver si me entendéis:

14h. Salida del "playground". Manuel sale contento, cansado pero aún con ganas de jugar.
14.30h. Llegamos a casa, hay que acostarle a dormir la siesta lo antes posible que si no se hace tarde.
15.15h. Dos cuentos y un par de masajes más tarde. Ufff, por fín parece que se ha dormido.
17.15h. Toca despertarle, que si no duerme más de la cuenta y no habrá manera de acostarle por la noche.
El caso es que despertarle cuesta un mundo porque él dormiría hasta las siete si le dejara, y eso supone todas las tardes una pelea. Muchos mimos, mucha "normiguita", mucho remoloneo...
18h. Por fín despierto pero aún muy somnoliento. No quiere jugar ni ir a la piscina. Aquí anochece a las seis y media, así que para cuando se activa ya no se puede hacer nada y es casi la hora de cenar. Sólo queda la tele.
20.30h. Hora de ir a dormir y Manuel con ganas de jugar.
21.30-22.00h. Por fin parece que se ha dormido.
06.30-07.00h. Mamiiiiiiiii

Algo estamos haciendo mal. Seguro. Tengo la sensación de estar constantemente forzándole para que haga lo contrario de lo que le apetece: ahora hay que acostarse (y él quiere ver la tele), ahora toca levantarse (y él quiere seguir durmiendo), ahora toca jugar (y él está zombie porque aún no se ha despertado del todo), ahora toca acostarse otra vez (y él ha dormido dos horas de siesta y no tiene sueño).

Creo que si suprimimos la siesta disfrutará más del día y al recogerle en el playground podré llevármelo a dar un paseo, a tomar un helado o a la playa, sin las prisas de hay que irse a casa a dormir la siesta. Y claro, también aspiro ilusionada a que duerma doce horas del tirón, a acostarle más temprano y que nos deje dormir hasta las ocho.

Esas son mis aspiraciones y mi nuevo horario "soñado". Pero la última palabra la tiene Manuel y esto es lo que hizo ayer a eso de las cinco de la tarde.

Related Posts with Thumbnails