lunes, 24 de agosto de 2009

En la granja con el lechón...


No he podido resistirme al chiste fácil. El otro día hablaba de lo infernal que es viajar con un enano, pero lo que no dije es lo mucho que el peque disfrutó en el destino. Estuvimos en un pueblo de Badajoz, Los Santos de Maimona, visitando a la familia de mi suegra. Pasamos un calor absolutamente sobrehumano, pero mereció la pena porque tuvimos ocasión de saborear tomates como los de antes, higos recién caídos del árbol, y degustar un secreto de ibérico exquisito. Todo en compañía de gente estupenda, sencilla y generosa.



Manuel se portó solo regular, últimamente está hecho un trasto, ya no quiere ir de la mano, quiere correr por todas partes a su aire y si tratas de impedírselo se pilla un cabreo de no te menees. A quién habrá salido. Estuvo persiguiendo como loco a los gatitos, y cuando podía les daba "caricias" que eran más bién manotazos...
Solo se enfadó un poco cuando uno le robó su aspito.

El primo Santi, con quien hizo muy buenas migas, se empeñó en meterle a ver a los "guarros", y se asustó un poquito al principio, pero no lloró ni nada. Mi hijo es un temerario!

martes, 18 de agosto de 2009

Pequeños trucos para viajar con enanos

No es ningún secreto que viajar con niños en coche es un infierno. Y en singular también cuando se trata de Manuel, que montado en el coche vale por tres. En la última parte de las vacaciones, que por desgracia han terminado (no sé poner emoticones, pero léase con la cara más triste posible), hemos tenido ocasión de "disfrutar" de un par de viajes en coche con el lechón a sus 14 meses, y hemos aprendido algunas cosas que puede que a las demás mamás os sean de utilidad. Por eso he decidido compartirlas aquí con vosotras:

- Empezar el viaje por la noche, a eso de las nueve, después del baño y la cena, puede ser buena idea porque es probable, solo probable, que el bebé pase el viaje durmiendo. Peeero existen variables que pueden alterar esta ecuación: autopistas demasiado iluminadas, peajes y otras paradas a mitad de camino, que son necesarias para los que no llevamos pañal.... En una de esas Manuel se despertó cuando cerramos la puerta del coche y eso supuso casi una hora de "niño despierto lloroso porque tiene sueño pero está incómodo"... Así que en caso de conducir de noche, una de dos, no bebáis agua en las horas anteriores al viaje, haceros con un orinal, o bien sed muy, muy sigilosos ssshhhhh.
- Si decides aventurarte a viajar de día, en mi opinión alguien debería ir en la parte de atrás con el peque. Si no es así, a la larga lo sufrirá tu espalda, porque la posturita es imposible, y tendrás que hacer más paradas de la cuenta.
- Para que se le haga más corto, lo ideal es que el enano duerma una buena siesta al principio, así que nosotros le metimos en el coche bastante somnoliento tanto a la ida como a la vuelta. La tentación de recurrir a las "drogas" nos rondó por la cabeza (nada del otro mundo, sólo Chamodent, unas pastillitas para las molestias de los dientes que tienen algo de tranquilizante) pero al final no se las dimos e hizo el viaje "a pelo".
Nosotros hemos probado las dos variantes (viajar de día y de noche) y me quedo con el viaje de noche sin dudarlo, claro que la idea no te sirve si vas a un hotel o a un apartamento alquilado, porque no es cuestión de aparecer a las 2 de la mañana.

En caso de tener que viajar de día aquí el equipo básico para llevar en el coche:
Parasol: no sé cómo serán los vuestros, pero Manuel se ataca en cuanto le dá un rallito de sol en los ojos.
Cuentos y juguetes: los que más le gusten y entretengan, y alguno que sea "sorpresa", la novedad te puede dar hasta media hora de paz!
Gafas de sol (2) unas para ponértelas y otras, viejas, para jugar con él a ponerlas y quitarlas, al mío le hace muchísima gracia
Algún collar de cuentas, les encanta jugar con ellos, pero, por razones obvias, que no sea uno al que le tengas mucho cariño
Y luego lo típico: Agua fresquita, Chupetes, Galletas, Aspitos o similar, así como la Merienda y/o comida para las paradas
Estoy segura de que el DVD portátil para el coche debe de ser una gran adquisición, pero nosotros no tenemos y, aunque yo en mi faceta más consumista y burguesa quise comprarlo, David se niega en rotundo... Así que ni Dvd ni drogas por el momento...
Sin embargo, la necesidad agudiza la imaginación, así que hemos hecho un gran descubrimiento, y es un CD de "Canciones infantiles" de Rosa León. En los peores momentos del viaje, cuando Manuel se retorcía en la sillita, y ya ni cuento, ni collar, ni gafas ni aspito, ni las muecas de mamá, ni nada de nada servía para entretenerle... era escuchar los primeros acordes del disco y esbozar su maravillosa sonrisa mientras levantaba las manitas para seguir el ritmo. Son canciones clásicas, muy sencillas, "Los cochinitos", "La reina berenguela", "El barquito chiquitito"... pero gracias a la voz tan bonita de Rosa León no resulta nada cargante, así que nosotros lo podemos escuchar sin tener tentaciones de saltar del coche en marcha. Claro, que después de casi 800 kilómetros, cuando ya nos aprendimos de memoria las canciones y pusimos por quinta vez la pista 1, me dieron ganas de tirar el Cd (o al lechón...) por la ventana....

P.D: No tiene nada que ver, pero es importante que quede constancia: MANUEL DICE MAMÁ!!! Desde la semana pasada. Ya tocaba, no?

domingo, 2 de agosto de 2009

A la playa con el bebé

Estos días pasan a toda velocidad, y una quisiera que las vacaciones duraran siempre, con sus días soleados, sus aperitivos al sol y sus tranquilas tardes al borde del mar... qué gozada. Manuel disfruta muchísimo de todo lo que pasa a su alrededor. Está descubriendo el mundo y lo hace con tanto entusiasmo que nos contagia su alegría y su vitalidad.

Tanto entusiasmo y tanta energía que el primer día por poco se deja los dientes en el bordillo de la piscina... al final se quedó en un susto y un diente algo "recortado"... snif snif... Pero el caso es que se maneja de maravilla en la piscina pequeña, y con sus manguitos nada ya él solito algunos metros. Ahora empiezo a verle la utilidad a las clases de natación para bebés que me agotaban en primavera.

Por las tardes, después de la siesta (que dormimos los tres!) y la merienda, bajamos a la playa. Aunque está a solo unos metros del apartamento, cuando salimos por la puerta parece que nos vayamos de viaje... Impresionante la cantidad de trastos que hay que llevarse para pasar una horita al borde del mar, no me explico como lo hacen los que tienen tres niños y pasan el día con ellos en la playa... Nosotros llevamos la mochila con: el vasito del agua, las toallas, las cremas solares, los inevitables pañales y toallitas, un bañador, un pañal de esos especiales para el agua... todo para después bañarle desnudito, que es como él está más cómodo. También llevamos el chupete, kleenex, el cubo y la pala... La frase clave es "por si acaso", y eso incluye casi cualquier cosa que podáis imaginar. Así que hemos renunciado a llevarnos también las hamacas, y nos sentamos en la arena tan ricamente. Mi madre le ha comprado a Manuel una minisilla de playa con su sombrillita de lo más graciosa... pero me temo que, salvo que encontremos un porteador, no la vamos a estrenar este año.

Una vez en la orilla del mar, desnudito y cubierto de crema, mi niño está encantado jugando con la arena, hablando en su idioma incomprensible, escapando de las olas y riendo sin parar. Su padre y yo nos miramos y, sin palabras nos decimos que estamos ante uno de esos momentos perfectos, tan escasos, de felicidad completa.
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