martes, 30 de septiembre de 2008

Cuatro meses



Hoy cumplimos cuatro meses. Y digo cumplimos, en plural, porque Manuel los cumple como personita y yo como mamá, que no es poco. Hemos ido al pediatra a que le pusieran las vacunas y a la revisión. Pesa 7,700 kg y mide 66,5. Tanto la enfermera como la pediatra han dicho que está estupendo, y hasta se han sorprendido de lo grande que está. Solo tiene una pequeña conjuntivitis sin mayor importancia y me han dado unas gotas para resolverlo. Aunque ha llorado un poquito, se ha portado muy bien cuando le han pinchado y pasados cinco minutos se le había olvidado el llanto y estaba sonriendo tan contento. Después, al volver a casa, estaba un poco revueltillo, no ha querido el bibe y he tenido que dormirle en brazos porque estaba muy nervioso, pero ya se ha despertado de la siesta y está dando grititos que es su deporte favorito estos días.
Cada vez se porta mejor, es más simpático y más adorable. Ya sujeta la cabecita perfectamente y esta semana ha empezado a incorporarla un poco en la silla de paseo. Aún no sabe sujetar las cosas, pero sí alarga las manos para tocar los juguetes y cuando consigue cogerlos se los lleva a la boca. Le gusta golpear en la mesa con sus puños como si fuera un tambor, y se parte de risa cuando le pongo frente al espejo. Hace una semana empecé a acostarle a las nueve de la noche. Aunque la primera noche lloró bastante, ya se ha acostumbrado y ahora no protesta nada y se duerme enseguida. Le despierto sobre las doce para darle un bibe y se lo toma medio dormido. Después, le cambiamos el pañal, y a dormir otra vez, hasta las seis más o menos y luego otra vez hasta las nueve. Por la mañana, cuando se despierta, empieza a hacer ruiditos y gorgoritos para que vayamos, pero no llora ni nada, y me encanta ver la sonrisa de felicidad que pone en cuanto ve asomarse mi cara sobre la cuna, es increíble.

Estos días estoy disfrutando muchísimo cuidándole. Estoy feliz viendo sus pequeños logros, sabiendo lo sano y lo contento que está. A David también se le ve encantado con su niño, aunque desde que le acuesto tan pronto casi no le ve despierto por la noche, salvo para darle el último bibe. El viernes jugamos al Euromillón con unos amigos y el premio eran nosecuantos millones de euros. Vimos el sorteo en la tele y, por supuesto, no ganamos. Y yo pensaba, si es que a nosotros la lotería ya nos tocó el 30 de mayo!

domingo, 21 de septiembre de 2008

El primer regalo de papá

Hace un par de días David apareció con un regalo sorpresa para Manuel, y parece que al peque le encantó, a juzgar por la cara que puso...

Esta ha sido la primera noche que Manuel ha pasado en casa de su abuela Mari, y David ha ido a recogerle mientras yo me quedaba en casa disfrutando de una tranquila mañana de domingo, ¡SOLA! La maternidad es una experiencia preciosa, y todo eso que se dice… Pero hay que ver qué bién sienta una noche de libertad de vez en cuando, para recordar que además de madre, una puede ser mujer, joven, sexy, divertida… en fin, muchas más cosas. Gracias suegra por permitirlo. Eso sí, ahora estoy deseando que lleguen para darle un achuchón a mi niño.


Cada día está más grande y más simpático. Ahora está pasando por una fase un poco molesta porque le ha dado por gritar a todas horas. Se lo pasa bomba escuchando su propia voz y los diferentes sonidos que puede hacer, y la verdad es que nos vuelve un poco locos, especialmente a la hora de la cena, cuando yo ya estoy algo saturada y deseando que se duerma. Por lo demás, duerme ya muchas horas seguidas, su record está en 9 horas y media, aunque por lo general aguanta desde las once de la noche hasta las seis de la mañana. Lo bueno es que después de darle el bibe se vuelve a dormir hasta las nueve o nueve y media. Después, a eso de las once de la mañana duerme casi una hora y por la tarde suele echarse un par de siestas. Sobre las nueve de la noche siempre se pone algo nervioso y es más difícil conseguir que se duerma, así que la mayor parte de los días está dando guerra hasta las once, que es cuando le damos la última toma y cae rendido. Parece que ha salido un poco noctámbulo, como sus padres. Mi objetivo ahora es conseguir que se duerma sobre las nueve y media y adquiera una rutina de sueño. A ver si lo logro antes de volver a trabajar, ¡sólo me queda un mes!!

martes, 16 de septiembre de 2008

Flash Back: El Parto (1)

Manuel está cada vez más despierto. Nos parece que esta semana ha dado un pequeño salto en su desarrollo, y se le ve con ganas de hacer más cosas... aunque lo cierto es que, aparte de reirse sin parar, hace más bien poco... El mejor momento del día sigue siendo el baño, chapotea como un loco y después se queda agotado. Su papá le agarra de la cabecita y le deja que "nade" durante un buen rato, y él disfruta como un enano... Lo más sorprendente es que la postura que hay que adoptar para que Manuel haga sus ejercicios de natación es incomodísima y su papá termina medio deslomado. Si me lo hubieran contado hace unos meses! Nunca creí que David sería capaz de hacer un sacrificio como ese por nadie, y mucho menos por un pequeñajo de tres palmos. Cosas como ésta me hacen quererle cada día más por ser el mejor marido y el papá más cariñoso.



Como ya he dicho, este blog debería servir para no olvidar ninguna de esas pequeñas cosas que nos están ocurriendo desde que nació Manuel. Así que hoy inauguro esta sección, en la que iré contando las cosas que ocurrieron antes de convertirme en cibermamá:

Jueves, 29 de mayo de 2008, 17.30h.
Estoy en casa, ya de baja pero aún trabajando delante del ordenador. Empiezo a notar contracciones fuertes, bastante más que las de los últimos días, pero no le doy importancia porque el martes ya habíamos ido a urgencias por lo mismo y me habían "devuelto" diciendo que eran "pródomos de parto". El caso es que durante toda la tarde las contracciones continúan y son cada vez más dolorosas. Empiezo a anotar la frecuencia, y son bastante seguidas, cada cinco minutos más o menos. Sobre las ocho hablo con David por teléfono y le digo que vamos a esperar a que las contracciones sean regulares porque temo que me pase otra vez lo mismo. Cuando David llega de trabajar, sobre las nueve y media, las contracciones son ya cada tres o cuatro minutos, y el dolor ya me deja sin respiración, así que decidimos "probar" de nuevo e ir al hospital. Esta vez estoy casi segura de que estoy de parto, llevo cinco horas con contracciones. Antes de salir cenamos algo rápido porque sabemos que la noche será larga. Espárragos con mayonesa y algo más que no recuerdo. Yo estoy inexplicablemente tranquila, aunque cada contracción es más intensa que la anterior. En la tele ponen Cuéntame. Dejamos el episodio a medias y salimos de casa con las maletas a eso de las diez y media. En el coche nos miramos y nos entra la risa floja, vamos a ser padres en unas horas y parece irreal, como una película. En la radio suena el tema del verano, "Mercy", de Daffy...

Continuará

lunes, 8 de septiembre de 2008

Duda razonable

Tenemos dudas. Creemos que Manuel podría habernos salido vasco. Lo cierto es que en la familia no se ha dado ningún caso. Hay gallegos -muchos-, extremeños, madrileños... pero vascos, ninguno. Aún así, y a falta de confirmar el RH, estamos pensando en la posibilidad de cambiarle el nombre por Patxi, que según David aún estamos a tiempo... Y es que, vaya cara que se le está poniendo.



Esta foto es del último día en Fuengirola, que nos animamos a ir a la playa. Todo el mundo dice que a los bebés no se les puede llevar, pero estábamos hartitos de piscina y como no hacía demasiado calor, nos decidimos a ir. Y no nos equivocamos, pasamos un día estupendo y Manuel estuvo feliz, durmiendo casi todo el día. La brisa del mar le relajó un montón y además en el chiringuito ponían una música buenísima que parece que también le encanta, y cuanto más alta, mejor. De meterle en el agua ni hablamos, porque además de que es muy pronto para eso, estaba heladita, casi no me meto ni yo.


Ya estamos en Madrid y Manuel se está convirtiendo en una delicia de niño. Anoche durmió por primera vez en su habitación, en la cuna grande, porque el moisés se le ha quedado ya pequeño. Se me hacía un poco raro tenerle tan lejos y me preguntaba si le oiría llorar. Por supuesto que le oí, como un reloj reclamando su bibe a las seis y media de la mañana. Se lo dí en la penumbra para no despertarle demasiado, y siguió durmiendo hasta las nueve y media, que es más o menos lo que hace todas las noches. Ha descubierto que le encanta el móvil que hay encima de su cuna, se lo regaló su madrina, y se pasa muchos ratos mirándolo encantado de la vida. También le gusta mucho un columpio con juguetes que cuelgan que le compramos en Imaginarium, y ya empieza a mover las manitas intentando tocarlos. Se zampa los biberones en dos minutos o tres, y cada vez come más espaciado, aguanta hasta cuatro horas durante el día. Tengo que pesarle sin falta esta semana porque yo creo que ya debe rondar los siete kilos.

Mi propósito de septiembre, nuevo curso, o lo que sea: ser positiva y disfrutar cada día de mi pequeñajo. Sé que cuando vuelva a trabajar echaré muchísimo de menos estos momentos. Es una suerte verle sonreir y ver como va descubriendo el mundo cada mañana.

jueves, 4 de septiembre de 2008

El bebé en el mar

Estamos en Málaga desde el lunes, en el Hotel Guadalpin Byblos, que en su día debió de ser de superlujo, pero que ahora está un poquito de capa caída, parece que ha cambiado de dueños y no es lo que era, qué le vamos a hacer. Aún así, estamos muy cómodos, el servicio es atento y Manuel se está portando bastante bien. Duerme más que en Madrid, por eso de estar más cerca del nivel del mar, y está contentísimo. El viaje en coche hasta aquí le sentó bastante mal y estuvo unas 24 horas revueltillo, pero ya está como en casa. Si le seguimos llevando de un lado para otro se va a terminar acostumbrando.

Ayer Manuel conoció el mar. Aún es muy pequeñín para bañarle, pero nos acercamos a la orilla y le mojé los pies y la cabecita. Estuvimos casi todo el día en Puerto Banús, comimos en el chiringuito Pesquera, que tiene buen servicio pero la comida no es muy recomendable.


Los demás días hemos hecho tumbing en la piscina, siestas y poco más. Estamos disfrutando un montón del lechón y de sus risas, está graciosísimo. Cuando le ponemos boca abajo ya se sostiene bastante rato sobre sus bracitos y si le sentamos también aguanta mucho más la cabecita. Con el bibe está encantado, aunque se mosquea por la noche porque ahora la leche no está preparada inmediatamente como cuando tomaba el pecho. Tardo unos 5 minutos en calentar el bibe en el calientabiberones que hemos traido, pero este pequeño tirano no puede esperar tanto y monta un escándalo de aquí te espero a las cinco de la madrugada. Nuestros vecinos de habitación deben de estar encantados. Menos mal que a su abuela Mari, que acaba de llamar por teléfono, se le ha ocurrido la idea de dejar el agua caliente en el termo, a ver si así no nos echan del hotel esta noche. Hay que ver qué torpes somos!
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